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RTVV dobló su plantilla y multiplicó la deuda por 40 con la gestión del PP

El déficit se ha disparado pese a la caída de la producción propia

La situación de Canal 9 es insostenible desde hace años. Así lo asegura la oposición y hasta de vez en cuando lo reconocen algunos dirigentes populares aunque luego lo maticen, mientras el ente prepara ajustes para tratar de paliar su abultado déficit. El análisis sobre los problemas que aplastan a Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) pasa por la exhaustiva revisión de los números. Y parecen claros, pues revelan que en apenas década y media se ha duplicado la plantilla y se han disparado las pérdidas y las deudas, sin que ello, a diferencia de lo ocurrido en el desarrollo de otros canales autonómicos, haya supuesto un incremento de la producción propia de RTVV, sino más bien lo contrario.

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Según los informes de la Sindicatura de Comptes, la entidad, nacida en 1989 bajo el Gobierno del socialista Joan Lerma, pasó a ser responsabilidad del Partido Popular en 1995 con una deuda de 32 millones de euros (5.358 millones de pesetas) y 653 trabajadores de plantilla. Varias legislaturas de Gobierno popular después, la plantilla en 2009 estaba formada por 1.027 trabajadores, hasta 1.800 si se suman los que no han pasado por una oposición. El ente acumula en este momento más operarios que Antena 3 y Tele 5 juntas.

En ese período, las deudas se elevaron a 1.287,5 millones de euros, es decir, 40 veces más. A falta de los datos de 2010, ya se sabe que la cifra de trabajadores de plantilla se aumentó el ejercicio pasado en otras 300 personas al regularizarse a empleados que acumulaban contratos temporales.

Unas cifras que alimentan años tras año las declaraciones sobre los planes para hacer un expediente de regulación de empleo (ERE), para privatizar la cadena, e incluso para cerrarla. Se trata de una situación ante la que los trabajadores, los principales perjudicados, se sienten impotentes. Los sindicatos estiman que la solución no pasa por los despidos sino por el cambio en el modelo de gestión."No podemos consentir el discurso de que allí sobra gente", explica Ignasi Ángel, miembro del comité de empresa por el sindicato CC OO, "la solución o parte de la solución pasa por defender el servicio público de una televisión que sirva a los ciudadanos y no a un determinado partido en el Gobierno". Ángel esgrime que la plantilla "está infrautilizada por una dirección que ha decidido hacer muy pocos contenidos propios" y asegura que a diario se emiten "cuatro, cinco y hasta seis películas". Desde UGT, exigen el mantenimiento de la plantilla y "una profunda rectificación del modelo de gestión del ente público", con "el incremento de la producción propia, la producción de una programación de calidad y de unos informativos no manipulados".

Para encontrar los primeros síntomas de una televisión en crecimiento incontrolado hay que remontarse a 1995. Cuando Eduardo Zaplana llegó a la presidencia de la Generalitat aseguró en una entrevista a ABC: "Quiero privatizarla en cuanto se apruebe la ley correspondiente". Su argumento era que "la televisión es el último bastión en el que están resistiendo los socialistas". Un marchamo, el de sectarismo, que no ha perdido Canal 9 en estos años.

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Como Zaplana no pudo privatizar la cadena acometió otra vía, "contrató una nueva plantilla", según resume José Ignacio Pastor, vicepresidente del consejo de administración a propuesta del PSPV. "A los periodistas que consideraron rojillos los pasaron a Punt 2 y empezaron a contratar personas afines al PP, trabajadores a los que luego se regularizó con oposiciones a medida".

Aún así, Canal 9 no quedó al gusto de todos los populares. Cuando el actual presidente de la Generalitat, Francisco Camps, llegó al poder la cadena debió parecerle un aparato al servicio de Zaplana, entonces ministro de Trabajo. Y RTVV asumió una nueva reorganización, con más incorporaciones. A finales de 2003, las deudas de la cadena eran de 501 millones de euros (en ocho años se habían multiplicado por 15) y los trabajadores, que aquel mismo año aumentaron en 82 empleados, se elevaban a 1.581 (993 de plantilla y el resto con contratos temporales). Como ejemplo, la plantilla en Alicante se multiplicó por cuatro (llegó a los 180) cuando Pedro García entró como director general de RTVV. Según el PSPV, como un reparto de poder entre campistas y zaplanistas, que mantenían su hegemonía al sur de la Comunidad Valenciana.

Periodistas de la propia cadena han denunciado desde entonces que los informativos se han convertido en un aparato de propaganda de la gestión del Consell de Camps, en la que consejeros y presidente disponen de minutos a discreción mientras la oposición aparece con cuentagotas. Unos informativos en los que el Gobierno central socialista siempre sale mal parado y en los que los problemas con la justicia del PP nunca han existido.

Y eso, según la oposición, a base de incorporar a personal afín y laminar a los sospechosos. Pastor incluso apunta que en las últimas incorporaciones de trabajadores fijos se regularizó a personas afines, puesto que al que no interesa simplemente no se le renovaban los contratos. En los últimos días festivos un comentario recorrió los pasillos en Canal 9 en forma de chiste: "Las navidades se pueden pasar en familia en la tele sin problemas porque todos los miembros están dentro". Frase que resume con mayor o menor fortuna la impresión que tiene la plantilla sobre la forma, para los más críticos en una línea que roza el nepotismo, en la que ha crecido el número de empleados. Por supuesto, no sería licito calificar a todos los antiguos trabajadores de afines a la izquierda, ni a todos los que entraron después de adscritos a los postulados conservadores. Pero a falta de cotejar nombres y apellidos coincidentes con responsables políticos del PP, sí es cierto que en las últimas elecciones al comité de empresa venció Unión Sindical Obrera (USO), sindicato impulsado por el anterior secretario general de Canal 9, Vicente Sanz, que tuvo que dejar el puesto hace un año por unas acusaciones de abusos sexuales a periodistas que todavía han de juzgarse.

El modelo impuesto por el PP en estas cuatro legislaturas parece ya para muchos insostenible. En 14 años los costes salariales (de una plantilla que supera a la de varias cadenas nacionales) se han multiplicado y ya conllevan unos gastos de personal que se elevaron en 2009 a 81,3 millones de euros (en 1995 fueron de 24,6 millones de euros, 4.089 millones de pesetas de la época). Gastos de personal que se disparan muy por encima de la cifra de negocio de la cadena: Así en 2009 los ingresos por publicidad y por la venta de derechos de emisión se quedaron en 45,3 millones de euros: 22 en el primer concepto y 23 en el segundo, fundamentalmente por los partidos de fútbol de los equipos valencianos. Derechos deportivos que por otra parte costaron 52,9, y eso que se desconoce lo que se paga por eventos como los de la Fórmula 1. Unas cuentas, en definitiva, que solo en 2009 supusieron unas pérdidas de 278 millones de euros (en 2008 perdió 211 millones y otros 206 en 2007).

Unos años por tanto en los que la tele de todos los valencianos ha bordeado la liquidación. Desde 1995 los fondos propios han sido inferiores al 50% del capital social al cierre de cada ejercicio y solo las sucesivas ampliaciones de capital que ha practicado la Generalitat han paliado el problema aunque a costa de disparar la deuda de RTVV. Y mientras, siempre a la espera de que se firme un contrato programa entre el ente y la Generalitat que garantice la pervivencia de la cadena a la vez que la obligue a ceñirse a unos presupuestos.

Y por el camino, se han perdido numerosos espectadores: En 1995, la cuota de pantalla era del 18,5%. En 2003, todavía se mantenía, con un 18,2% para Canal 9 y un 2% para Punt 2. Pero en 2010 Canal 9 ha cerrado el año con audiencias en torno al 6%. Es decir, se trata de una televisión que cada vez ven menos valencianos, y que por el contrario resulta año tras año más cara.

El pasado miércoles, en la reunión del consejo de administración de RTVV, el director general, José López Jaraba, aseguró que el futuro de la cadena es el de "una televisión pública potente, estable y saneada". Aseguró que le costará en 2011 a cada valenciano solo 24,6 euros, frente a los 27,6 de 2010 o los 30 de 2008. Y esgrimió que es más barata que otras, si se compara con los 43,9 de la catalana o los 44,3 de Galicia o los 65,6 del País Vasco. El cálculo de López Jaraba sería verdadero si a los cinco millones de valencianos RTVV solo les costara este año 123 millones de euros. O si en 2009 el mantenimiento de la tele fuera inferior a 150 millones de euros. Pero las cifras son tercas, y aparte del dinero que la Generalitat asigna en los presupuestos cada año, solo en pérdidas la cadena le costó en 2009 a cada valenciano 55,6 euros, otros 42,2 en 2008 y otros 41,2 el año anterior. Y eso sin contar con que gracias a esos 1.287,5 millones de euros de deuda, al acabar 2009 cada valenciano debía 257 euros a los bancos. Por una tele que apenas ven.

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