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Reportaje:

Espiados y desprotegidos en el Barça

Los informes revelan que cuatro vicepresidentes fueron investigados con fines electorales

Joan Oliver actuó más como un comisario político en clave electoral que en calidad de director general corporativo del Barcelona cuando en marzo pasado encargó una "auditoría de seguridad" sobre cuatro de los cinco vicepresidentes del club. Así se desprende del contenido de los informes que ayer desvelaron El Periódico y, parcialmente, La Vanguardia y Mundo Deportivo. Ninguno de los informes de Método 3, por los que la entidad pagó 56.000 euros, se refiere a cuestiones de seguridad, sino que inciden en aspectos personales y profesionales que se suponen relevantes con vistas a unos comicios. Los textos desmienten la versión ofrecida por Oliver el pasado día 24 cuando afirmó que el club "nunca había entrado en historias de vigilar, seguir o espiar" a sus directivos, sino que simplemente quería "protegerles" después de que uno de los vicepresidentes, Joan Franquesa, denunciara que tenía serias sospechas de que le estaban siguiendo.

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Los informes apenas reparan en las figuras de Rafael Yuste -"es un buen chico, pero no tiene perfil directivo"- y de Joan Boix -"poco carismático, pero de moral irreprochable"- mientras que son reveladores en las de Franquesa y Jaume Ferrer, el candidato con más apoyos en el consejo para liderar la candidatura continuista en las elecciones de 2010. Ferrer no cuenta con el apoyo del presidente, Joan Laporta, que se decanta por Alfons Godall -curiosamente, el único vicepresidente no investigado- o Xavier Sala i Martín, directivo desde agosto y que tiene una relación de amistad y empresarial con Oliver. Ambos pertenecen, juntamente con Vicent Sanchis, director de Barça TV, a la fundación nacionalista Catalunya Oberta. El dossier señala, en cambio, los factores de riesgo respecto a Franquesa -está imputado con el ex alcalde de Sant Cugat [Joaquim Aymerich] y seis personas más vinculadas al consistorio por "las presuntas irregularidades cometidas al permitir la instalación de una empresa farmacéutica"- y Ferrer, del que se resaltan sus "vinculaciones políticas y empresariales con la familia Pujol" [ex presidente de la Generalitat], así como que "está procesado por apropiación indebida y delito societario" tras un litigio empresarial con su ex suegro, que le acusa de competencia desleal.

El informe ni siquiera refleja que Franquesa fuera espiado por terceros o, al menos, su denuncia fue la que desencadenó las llamadas "auditorías de seguridad". Aunque Laporta asegura que no sabía nada de los informes, la mayoría de los datos de la trama coinciden en que el objetivo era provocar la renuncia de Ferrer a liderar la lista continuista en beneficio de Godall o Sala i Martín.

La junta está tan fracturada desde abril pasado y los directivos ya han protagonizado tantos enfrentamientos que no se descarta que puedan salir dos candidatos a las elecciones. A un lado se alinean Laporta, Godall, Sala i Martín, Yuste, Bagués y Macià, así como el aparato del club liderado por Oliver, y al otro se encuentran Ferrer, Perrín, Franquesa, Castro, Torrent, Colomer y Borras. Quedarían en medio algunos indecisos como Oranich, Boix, Fort, Cubells y Autet.

A su llegada ayer a Barcelona después de una gira por México, Ecuador y Argentina, Laporta reiteró: "Digo lo mismo que ya se explicó: el tema está cerrado. No sé qué interés hay en reabrirlo, a no ser que sea el de desestabilizar. En la junta no hay enfrentamientos [sobre las elecciones], sino diversidad de opiniones; se trata de ponerlas en común".

El presidente del Barça negó, por otra parte, que insultara a Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, por un artículo publicado por éste en Marca criticando su política. Vara denunció que le había llamado "imbécil" de forma reiterada. "Intenta hacerse publicidad a mi costa", concluyó Laporta, que ya tuvo un incidente con el presidente de Cantabria.

Joan Laporta.
Joan Laporta.ENRIC FONTCUBERTA

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