_
_
_
_
_
Crónica:BALONCESTO
Crónica
Texto informativo con interpretación

El miedo arbitral impone su ley

El juez principal apela a su instinto de supervivencia y priva al Tau del triunfo en Atenas

El análisis empírico, la ortodoxia, anunciaba un partido duro, árido, áspero,poco dado a los atrevimientos. Esos partidos que se juegan en dos terrenos: uno, la charla técnica de la mañana (vídeo incluido) y otro en la cancha con el corazón caliente y la cabeza fría. Todo cierto. Una prórroga en la que se acumulan alternativas. Tan cierto como que hay que estar preparado para todo. Llegado el caso, todo se pondrá en contra del inferior, es decir del visitante. Es el tercer partido, el de los árbitros, el de la mesa, también previsible: en caso de duda, también se sabe quién gana: el anfitrión. Puro instinto de supervivencia. Y ganó el AEK con una canasta dos segundos fuera de tiempo que nadie se atrevió a anular.

AEK 75|ATENAS 74

AEK Atenas: Stefanov (7), Kutluay (20), Kikilias (3), Dikoudis (17), Betts (10) -equipo inicial-, Kakiovzis (6), Hatzis (10), Panteliadis (-) y Hammink (2). Tau Vitoria: Bennett (6), Foirest (15), Timinskas (5), Alexander (19), Oberto (8) -equipo inicial-, Scola (10), Stombergas (5) y Corchiani (6). Árbitros: Radic (Croacia), Pozzana (Italia) y Jersan (Eslovenia). Excluyeron por faltas a Oberto (m. 38) y Foirest (m. 39). 6.000 espectadores en el pabellón OAKA.

Más información
Ivanovic: "Es el escándalo más grande que se ha visto en Europa"
La canasta del AEK entra dos segundos tarde

Vista la reacción de los directores, empleados, jugadores y aficionados del AEK tras serles regalado el triunfo, cabe pensar que los árbitros decidieron penalizar al Tau pero salvaguardar su integridad física. Ganando un partido que debieron perder, arremetían contra todos, se amenazó con alguna silla, hubo intentos de agresión. ¿Qué hubiera pasado si se anula la canasta? La respuesta, en la página de sucesos.

La humana condición prevaleció en un partido que respondió a todas las expectativas de igualdad. Las buenas y las malas. Dos cuartos para cada equipo, dos prodigios de fuerza mental para sobreponerse a las adversidades, dos estilos similares donde se combina el músculo y la muñeca. Jugadores desaparecidos que resucitan (caso de Alexander) en el momento oportuno y jugadores esplendorosos que se hunden en el momento más inoportuno (Kutluay). Un partido igualado, tanto que debió resolverlo un colegiado, Radic, en el caso probablemente más sangrante de las últimas décadas.

Un caso de libro salvo para el croata Radic, que contravino todas las leyes del tiempo. Y luego el altercado, la impotencia, el suceso. Y Radic impasible, con los dedos hacia abajo diciendo que su canasta es válida. La suya, no la de Dikoudis. Una lástima para el Tau y para el baloncesto. Porque el partido, que huyó de las leyes artísticas ofreció esos ingredientes que también elevan la bilirrubina deportiva. Pero nada como lo ocurrido al final, en la prórroga. Cinco minutos que terminaron en la hora de la verdad. O en la hora del escándalo. El triunfo del miedo. El afán de sobrevivir. Radic pitó y corrió al vestuario. Es humano. Pero es injusto.

La jugada no ofrece dudas. Kakiusis falla un triple a cuatro segundos del final y con 73-74 en el marcador. Stefanov coge el rebote, vuelve a la línea de triple y cede el balón de nuevo a Kakiusis. Pero éste yerra otra vez. Cuando lanza la pelota, el reloj marca 0:00. A partir de ahí, el balón vuela, toca en el aro, lo recoge Dikoudis y anota. Todo eso, en más de dos segundos.

Tras el tumulto formado alrededor de la mesa, el Tau presentó inmediatamente un recurso. En él explica que el comisario -quien debía imponer su criterio- dio la razón al club español y se remite a las imágenes de televisión. Según el reglamento, el club vitoriano dispone de 48 horas para reclamar. Sus alegaciones, junto a las apreciaciones del AEK y del comisario, y el acta, llegarán a manos del juez único de la Euroliga, el portugués Manuel Meirim, quien tomará una decisión entre hoy y mañana.

Dusko Ivanovic, entrenador del Tau, no paró de mover los brazos en horizontal. El partido se había acabado, insistió. Pero no. A la vista de los hechos y en caliente, Ivanovic fue tajante: 'Hemos ganado el partido. Esto es el escándalo más grande que he visto en el baloncesto en Europa. Para el futuro de la Euroliga es muy importante que se haga justicia'.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_