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Las tres cumbres del G-20 desde el inicio de la crisis financiera

El Grupo de los Veinte (G-20) se creó formalmente durante la reunión de los ministros de Hacienda del G-7 celebrada el 26 de septiembre de 1999. La reunión inaugural tuvo lugar en Berlín, el 15 y 16 de diciembre de 1999.

Los miembros del G-20 son los ministros de Hacienda y los gobernadores de bancos centrales del G-7 y Rusia y las 11 economías emergentes más importantes: China, Corea del Sur, India, Indonesia y Turquía, en Asia; Arabia Saudí, en Oriente Próximo; Argentina, Brasil y México, en América Latina; Suráfrica en el continente africano; y Australia, en Oceanía ; también la Unión Europea, representada en la Presidencia del Consejo (cargo que se alterna), y el Banco Central Europeo. Se creó como "foro de cooperación y consultas entre países en temas relacionados con el sistema financiero internacional".

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Como consecuencia de la crisis económica, se celebró en noviembre de 2008 la cumbre extraordinaria de Washington. A medida que se profundizaba en la crisis, el grupo asumió una función cada vez más activa en cuestiones económicas mundiales. Este proceso culminó en la Cumbre de Pittsburg, donde los dirigentes designaron al G-20 como el "principal foro para nuestra cooperación económica internacional".

Cumbre de Washington

Los días 14 y 15 de noviembre de 2008 se celebró en Washington una cumbre extraordinaria convocada por la Casa Blanca con el fin de rediseñar el sistema financiero mundial, inmerso en una grave crisis desencadenada principalmente por las hipotecas de alto riesgo ("subprime") estadounidenses. La cumbre mundial se gestó por una iniciativa del presidente francés, Nicolás Sarkozy: la convocatoria de una reunión de dirigentes mundiales, elGrupo de los 20, que abrillantara su presidencia de la Unión Europea y abordase la convulsionada situación de los mercados globales. La debilidad de EE UU por el descalabro de Wall Street le ofreció una excelente oportunidad para robustecer la influencia europea.

A esta cumbre extraordinaria acudieron, por primera vez, los Jefes de Estado y/o de Gobierno de los Veinte, además de los de España, Holanda y la República Checa (que no son miembros del G-20). Una cumbre a dos velocidades cuyo formato era inédito y, 24 horas antes de su inicio, aún se discutía cómo intervendría cada país y cómo se formalizarían los acuerdos.Una improvisación muy marcada por el hecho de que la cita la organizaba un Gobierno de EE UU a la defensiva y con los días contados.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ofreció a España uno de sus dos puestos en la cumbre (como integrante del G-20 y presidente de turno de la UE). Asistieron el presidente Zapatero, el vicepresidente segundo Pedro Solbes y el secretario de Estado de Economía David Vegara. España defendía su permanencia en el seno del G-20 para asistir a posteriores cumbres. La cuarta silla de la que disponía la delegación española fue cedida a la República Checa, presidente de turno de la UE en el primer semestre de 2009. El primer ministro de Holanda ocupó la silla que correspondía al ministro de Finanzas francés.

La cumbre extraordinaria del G-20 arrancó con dos visiones enfrentadas : un país anfitrión, Estados Unidos, escéptico sobre el calado de las reformas que se habían de acordar en Washington; y una Unión Europea con más ansias reformistas.

La cumbre de Washington finalizó con el acuerdo de una acción pública masiva y una extensa declaración de principios y propuestas de reformas de los mercados financieros. Además, los mandatarios adoptaron un "plan de acción" para desarrollar estos principios.

El presidente español José Luis Rodríguez Zapatero anunció al término de la cumbre financiera mundial un plan de reactivación económica , basado en la inversión pública. El jefe del Gobierno español salió satisfecho de su primera reunión de este nivel, aunque se mostró cauto sobre su participación en la próxima cumbre de este tipo, que se celebraría en abril en Londres.

Foto de familia de la Cumbre del G-20.

Cumbre de Londres

Esta cumbre se celebró el 2 de abril de 2009 y contó con la presencia del nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, que reconoció la responsabilidad de su país en el origen del actual desastre económico.

Los líderes de los países desarrollados y emergentes llegaron a un acuerdo para intentar superar la crisis económica, que incluía una reforma del sistema financiero y un fondo de 1 billón de dólares (743.000 millones de euros) para los organismos multilaterales, según anunció el primer ministro británico, Gordon Brown.

Al grito de "abolición del dinero" y "muerte a los banqueros", unos 5.000 activistas aglutinados bajo la bandera G20 Meltdown (referencia a la catástrofe resultante de la fusión de un reactor nuclear) intentaron romper el fuerte cerco policial en la Square Mail, zona privilegiada de los bancos, compañías de seguros y otras entidades financieras, algunas de ellas parapetadas ayer con tablones de madera.

El acuerdo de Londres se logró tras "duras" negociaciones -como subrayó la canciller alemana, Angela Merkel- entre los países que, como Alemania y Francia , daban prioridad a la regulación del sistema financiero internacional y los que, como EEUU, abogaban por estímulos fiscales para impulsar la economía. Sarkozy y Merkel exigieron a Obama una regulación financiera más dura . La conferencia de prensa conjunta de Merkel y Sarkozy fue el colofón de una catarata de declaraciones con un único objetivo: dar una vuelta de tuerca más al documento en el que se plasmarían los resultados de la cumbre para incluir reglas más ambiciosas y detalladas sobre las zonas más opacas del sistema financiero.

Documento íntegro de la cumbre de los líderes del G-20 tras la reunión de Londres.

Cumbre de Pittsburg (EEUU)

Se celebró los días 24 y 25 de septiembre de 2009 y fue presidida por Barak Obama. Era el tercer encuentro en un año de este foro al máximo nivel, constituido a marchas forzadas ante la dimensión del descalabro económico, aunque la mayoría de las economías del G-20 hubiera dejado ya atrás la recesión.

El G20 salió de esta cumbre convertido en el gran foro económico que tomará el relevo del G8 en la toma de decisiones globales, lo que le ha convertido en el diseñador del nuevo orden económico mundial.

Los gobernantes apoyaron una serie de medidas para evitar la destrucción de más empleo por la crisis, la supresión paulatina de las subvenciones a los combustibles fósiles, la lucha contra el proteccionismo y que los países ricos transfieran un 5% de su voto en el Fondo Monetario Internacional (FMI) a los menos desarrollados.

El G20, aunque atascado en la reforma financiera , también se comprometió a adoptar medidas para aumentar la transparencia en los mercados de derivados, aumentar las reservas de capital de los bancos y poner freno a las hasta ahora exorbitantes compensaciones de los banqueros.

En una cumbre del G-20 oscurecida, al menos en Estados Unidos, por la crisis de Irán, el presidente norteamericano, Barack Obama, destacó que gracias a la coordinación de las principales economías, se consiguió "sacar al mundo del borde del abismo" en el que se encontraba hacía tan sólo seis meses.

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