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Reportaje:FÚTBOL | El gran clásico

Madrid-Barça: sobran las palabras

El Bernabéu acoge el choque más esperado del año tras unos días en los que no han faltado declaraciones insensatas

Santiago Segurola

Llega otro Real Madrid-Barça y vuelven los irresponsables que piden respeto cuando les conviene. Durante toda la semana se ha asistido al linchamiento de Eto'o. No se quedó en una desagradable operación de periodismo reaccionario. Lejos de actuar como bomberos, algunos jugadores del Madrid -particularmente Helguera y Ronaldo- y el entrenador han arrojado gasolina sobre un asunto que amenaza el buen orden del partido. Con un comportamiento grosero y oportunista, han colocado a un futbolista en una situación más que delicada, han inflamado el ambiente de un partido que ya venía con el clima cargado por cuestiones extradeportivas y se han desautorizado como profesionales. No se puede crucificar a un compañero de la manera en que lo han hecho Ronaldo y Helguera. En cuanto a Luxemburgo, su ataque a Eto'o -"estaré contento si todo el estadio le pita", dijo ayer-, le desacredita como líder moral de un equipo. Al fin y al cabo, un entrenador es algo más que un señor que dibuja un sistema en la pizarra. Todos han colaborado en la insensata trama que puede perturbar el partido más esperado de la temporada.

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Eto'o reaccionó con rapidez, sinceridad y grandeza al error que cometió con su exabrupto tras la conquista del título. Atacó al Madrid en un momento de calentura, pero inmediatamente reconoció su equivocación. Lo hizo sin medias tintas, sin acogerse a ninguna disculpa, con la misma categoría que demuestra como jugador. El episodio, que pudo ser nefasto para él, se convirtió en un ejemplo de comportamiento, justo lo contrario de lo que han demostrado Helguera, Ronaldo y Luxemburgo, cuyo interés en alentar la gresca puede interpretarse como un signo de debilidad. Nunca ha tenido peor imagen el Barça, y probablemente nunca ha sido más débil, que en su infame gestión del caso Figo. Se promovió o toleró la barbarie, se apeló a los instintos más bajos de los aficionados y se permitieron todas las condiciones para los desastres que se produjeron durante dos años en el Camp Nou, cabeza de cochinillo incluida. Esta vez, al menos, los presidentes han actuado con cordura, al igual que Rijkaard, siempre respetuoso. Y algunos jugadores han estado a la altura de lo que se espera de ellos. Son ejemplares las declaraciones de Raúl y Guti, recordando el inmediato arrepentimiento de Eto'o y trasladando el partido adonde se merece: al duelo entre dos grandes equipos.

A Eto'o no se le puede convertir en lo que no es. Juega en el Barça porque no le quiso el Madrid. Durante años hizo méritos excepcionales para regresar a un club que nunca le dio la oportunidad que le ha concedido el Barça. Esa es la realidad. Ahora es uno de los mejores futbolistas del mundo y el goleador de un equipo que acude al Bernabéu en un espléndido momento. El Barça es una excelente noticia para el fútbol. Puede que no sea el mejor equipo del mundo, pero sí el más atractivo: juega al ataque, juega con armonía, juega bien. El Barça es coherente. Se sabe a qué juega, y no le va mal. El Madrid es otra cosa. El Madrid no se sabe a qué juega. No obedece a ningún plan. Vive en el apogeo de su popularidad y está a la cabeza del negocio en el mundo del fútbol. Pero no tiene un estilo reconocible. Difícilmente puede jugar bien. Sin embargo, puede ganar a cualquiera. Tiene los jugadores para hacerlo, con Ronaldo al frente. Es lo interesante de este partido. Pocas veces se ha visto tanta distancia en el juego de los dos equipos, circunstancia que no suele decir mucho cuando se enfrentan los dos grandes equipos españoles. Este partido es otra cosa.

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