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Reportaje:TERROR EN LONDRES

El atentado que cayó del cielo

Las diferencias entre la investigación del 11-M de Madrid y la del 7/J de Londres

"El atentado terrorista del jueves 7 cayó del cielo", dijo el ministro del Interior británico, Charles Clarke. Esta confesión sobre la inexistencia de informes y datos en la Policía Metropolitana de Londres y en los servicios de Inteligencia del interior (MI 5) sobre los atentados terroristas es el punto de partida de cualquier análisis de lo que está ocurriendo en el Reino Unido.

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En los atentados terroristas de Madrid, una de las doce bolsas de deportes colocadas en los trenes de la muerte, no estalló. A partir de su desactivación, se pudo tirar del ovillo. Los terroristas, además, eran "viejos conocidos" de la Policía pues estaban implicados en actividades ilegales y varias causas judiciales. En otros términos, habían estado bajo la lupa policial durante mucho tiempo.

En Londres no es así. Los responsables de la Policía Metropolitana dijeron el viernes 8 que los terroristas colocaron tres bombas en seis estaciones de metro del centro de Londres y una en un autobús. Todas estallaron. La versión de que habían aparecido tres bombas más después ha sido desmentida. La bolsa milagrosa de Madrid, pues, no existe como posibilidad. Pero hay otra diferencia: ninguna de los sospechosos de terrorismo vigilados por la Policía parece haber participado en los atentados del jueves pasado.

Al explicar la situación, los jefes policiales, Ian Blair y Andy Hayman, admitieron que la investigación atraviesa serias dificultades nada más empezar. No se sabe nada ni del tipo de explosivos utilizados-excepto que pesaban 4,5 kilogramos— ni los detonadores. Ian Blair no pudo ser más explícito, al decir que en estos momentos la Policía Metropolitana está en una etapa de "trabajo detectivesco" y vaticinó que el proceso será "complejo".

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Las bombas fueron colocadas, según la Policía, en el suelo de los trenes de las tres lineas de metro y en la parte trasera del autobús. Pero existen dudas de que el objetivo de los terroristas fuera el autobús. Más bien se estima que los terroristas pudieron estar trasladando el artefacto y que éste explotó involuntariamente.

El tema de los terroristas suicidas salió nada más conocerse el atentado. Aunque la Policía dijo que no lo descarta ha señalado que se carecen de indicios que apoyen esa hipótesis, al menos por ahora. La Policía sostiene que el cambio a la baja del nivel de alerta en junio, del tercer nivel llamado "severo general" (se prevé un ataque terrorista sin especificar en que puede consistir) al cuarto denominado "sustancial" (la amenaza es seria pero completamente abstracta), no puede ser considerada relevante. Por una razón: no afectó la vigilancia, la cantidad de efectivos antiterroristas ni el celo profesional. Con todo, no está claro por qué ante la cumbre del G-8 no se aumentó en lugar de rebajar el riesgo de atentado. Además, en fuentes del comité de inteligencia del Parlamento admiten como posible que los recursos policiales estaban un poco más centrados en la cumbre del G-8.

El efecto sorpresa ha sido determinante. Como se ha señalado anteriormente, ninguno de los terroristas controlados por la Policía durante mucho tiempo ha tenido participación alguna en los atentados.

Hay otro punto que merece alguna reflexión. Los atentados de Londres se han visto estos días desde España con la idea de que existía una suerte de apagón informativo en el Reino Unido, quizá fomentado por la Policía, los servicios de inteligencia y el propio Gobierno. Esta visión española refleja la experiencia del 11-M a tres días de las elecciones generales del 14-M y la tensión política creada.

La situación en Londres es diferente porque no existe un plazo electoral. Pero, además, según se ha señalado ya, las autoridades policiales británicas parten prácticamente desde cero en un trabajo más propio de detectives que de inteligencia. Quizá sea este proceso el que haya alimentado la idea del apagón informativo. Más que apagón, la Policía está seca de informaciones, pistas e indicios.

Un hombre viaja esta mañana en un autobús que cruza por delante de la estación de King's Cross.
Un hombre viaja esta mañana en un autobús que cruza por delante de la estación de King's Cross.REUTERS

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