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LA CONFERENCIA DE MADRID

"Hay una esperanza que no se puede frustrar"

"En nombre del Gobierno español, quiero unirme al cordial saludo de bienvenida que les ha expresado Su Majestad el Rey. Se nos ha conferido el honor y la responsabilidad de acoger en nuestra tierra la celebración de la Conferencia de Paz. Seguimos una larga tradición al ofrecerles esta casa como suya. España ha conocido a lo largo de la historia el fruto de la convivencia, de la tolerancia, de la paz, entre las tres culturas aquí presentes. (...)Si hemos conocido el fruto de la convivencia y el sabor amargo del desencuentro, ¿cómo no sentir ahora la esperanza de un camino abierto hacia la paz en ese lugar del mundo? (...) Nada puede resultarnos ajeno, y menos aún el destino de una región tan próxima como la suya, cuna de las culturas que se entrecruzaron en España, contribuyendo a configurar su personalidad.

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Hemos pensado con frecuencia si las condiciones que un día hicieron posible la convivencia fructífera podrían repetirse. De la respuesta, positiva o negativa, se deriva la esperanza o la frustración, la paz o el conflicto. Pero, me apresuro a decirlo, albergamos la esperanza y no queremos renunciar a la paz, porque hay nuevas condiciones para la una y para la otra.

Los cambios en el mundo son vertiginosos; tanto, que es difícil seguir el ritmo de las noticias que nos ponen al día, simultáneamente, de lo que ocurre en los más diversos puntos de la tierra. Aquí mismo contemplamos esta nueva realidad. Copatrocinan este acto dos hombres, el presidente Bush y el presidente Gorbachov, que hasta ayer encabezaban dos bloques enfrentados ideológica y militarmente y hoy simbolizan la búsqueda de unas relaciones internacionales con menos armas y más paz, con menos enfrentamiento y más cooperación, con menos violencia y más respeto al derecho de los individuos y de los pueblos.

Es imprescindible recordar el esfuerzo de tantos y tantos seres humanos que durante años han trabajado por este diálogo que hoy comienza. En los últimos meses, en el marco de la cooperación que ha sustituido a la confrontación, es de justicia destacar el esfuerzo concertado del secretario de Estado norteamericano y del ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética. Su habilidad y su capacidad han hecho posible lo que, a nuestro juicio, es más destacable: el inicio de este proceso. El mundo entero va a estar pendiente de lo que aquí se hable y de la voluntad que se muestre. Hay una esperanza que no se puede frustrar.

Somos conscientes de la complejidad del proceso, pero los españoles sabemos cómo la cooperación entre las culturas y la unión de los esfuerzos colectivos pueden generar una convivencia pacífica. La paz es la condición necesaria. La región tiene recursos naturales y capital humano que, en un clima que sustituya el conflicto por la cooperación, pueden garantizar el desarrollo y el bienestar de todos los seres humanos que habitan en ella.

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Señores delegados: en vísperas de 1992, repleto de conmemoraciones, de encuentros y de desencuentros, impregnado de esperanza para todos, nos gustaría, como españoles, seguir trabajando con ustedes para conseguir una paz estable, basada en la justicia, capaz de ser duradera. Al recibirles en nuestra casa, apelo a su generosidad para construir la paz y, en aras de su amistad con España, les ruego que disculpen las imperfecciones inevitables de una organización que ha tenido que luchar contra el reloj. Si se consigue la paz, todo merece la pena. Hemos hecho y haremos todo lo que esté en nuestras manos para facilitarles la tarea.

Bienvenidos a Madrid, bienvenidos a España, convertidas hoy, con su presencia, en capital y patria de la esperanza de paz".

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