_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Riesgo de crisis

Estados Unidos y China se están situando al borde de una peligrosa crisis a raíz del aterrizaje forzoso de un avión espía EP-3E en la isla de Hainan, tras su colisión con un caza chino en el espacio internacional. No estamos en tiempos de la guerra fría, y Washington y Pekín tienen razones objetivas para salir de este embrollo sin que ninguno pierda la cara. Ahora bien, en Washington hay ahora una Administración, la de George Bush, que ve a China ya no como un posible socio, sino como un competidor estratégico que puede poner en peligro su hegemonía. Mientras, en China se libra una lenta pero intensa lucha por el poder que no facilita las cosas.

La responsabilidad de ambos liderazgos es evitar una crisis y reconducir la situación, lo que implica que los chinos entreguen sin más condiciones a los 24 miembros de la tripulación y el propio avión, que contiene valioso material electrónico. La autorización dada ayer para que diplomáticos estadounidenses se entrevisten con la tripulación es un paso en la buena dirección. Es de esperar que, por mala gestión o intencionalidad, este incidente no derive en un conflicto grave.

Más información
Bush busca pelea con Pekín
La crisis pone en peligro la venta de armas estadounidenses a Taiwan
Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Es la primera prueba internacional para Bush, que a lo largo de su campaña electoral expuso una visión muy negativa del país más poblado de la Tierra, como si buscara desesperadamente un enemigo contra el que unificar una política exterior e interior estadounidense, en la que no está nada claro si manda el Pentágono y Rumsfeld o el Departamento de Estado y Colin Powell.

Las relaciones entre ambos países han empeorado notablemente en los últimos meses. El incidente del avión espía llega en mal momento, a pocas semanas de que Washington decida la venta de un paquete de armamento a Taiwan que puede incluir unos nuevos radares antimisiles. Pero Pekín no conseguiría nada si condicionara la devolución del avión y su tripulación a un cambio en la política de Bush hacia Taiwan.

Aunque rechace los planes sobre el escudo antimisiles y la idea de un mundo unipolar con una única superpotencia, China comparte intereses con EE UU: un comercio bilateral que supera ya los 100.000 millones de dólares anuales; su entrada en la Organización Mundial de Comercio (OCM), esencial para su proyecto de modernización, y la candidatura de Pekín para los Juegos Olímpicos de 2008, que han de defender los americanos si quiere tener posibilidades de éxito. Además, la seguridad en la inestable Asia oriental requiere de cooperación, no de enfrentamiento.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_