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Los ladrones de la casa de Koplowitz 'seleccionaron' los cuadros que robaron

Investigadas personas que han estado en la casa

Un golpe ejecutado con tanta precisión, sin fallos aparentes y sin dejar pistas de sus autores, ha tenido que ser planeado y ejecutado a partir de una detallada y meticulosa información. Los ladrones no sólo conocían de antemano que la vivienda -un ático de unos 300 metros cuadrados, del paseo de La Habana de Madrid, próximo al estadio de fútbol Santiago Bernabéu- iba a estar vacía en el momento del robo, sino que, además, tenían perfecto conocimiento de cuáles eran los cuadros más valiosos de la colección de la empresaria.

Los ladrones eligieron los 14 que se llevaron, entre ellos dos lienzos de Francisco de Goya (El Columpio y La caída del burro). Todas las obras estaban apiladas en una de las habitaciones de la casa y protegidas con una envoltura para evitar que sufrieran daños durante las reformas que se hacían estos días en la casa. Los delincuentes eligieron los óleos más caros y despreciaron otros lienzos embalados (entre ellos uno de Joaquín Mir, varios de impresionistas españoles y otros de autores más recientes).

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La policía sospecha que el asalto perpetrado en la vivienda de Esther Koplowitz, a las cuatro de la madrugada del miércoles, ha tenido que ser planeado con ayuda de alguien que haya estado dentro de la casa.

Los investigadores elaboran una lista con las personas que han pasado por la vivienda en el último mes, incluidos los operarios que trabajaban en las obras de reforma de una vivienda del inmueble, así como los que lo hacían en el domicilio de la empresaria. Ésta se halla en el extranjero y, por ahora, no tiene pensado regresar a Madrid.

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La policía cree que el asalto fue 'un golpe por encargo' y que los 14 cuadros, además de un shabti (una estatuilla egipcia de varios siglos antes de Cristo) y varias piedras jabonosas chinas que datan del siglo XVIII, ya cuentan con un comprador. Podría tratarse de un coleccionista multimillonario de Estados Unidos o de Japón.

Lo que tiene menos valor del conjunto de lo robado son las piedras jabonosas y el shabti egipcio (una estatuilla de unos 20 centímetros que representa a uno de los obreros que los egipcios ricos se hacían poner en sus tumbas para que siguieran trabajando para ellos en la otra vida).

La banda, supuestamente compuesta por cuatro integrantes, golpeó e inmovilizó a un vigilante de seguridad de la empresa Falcon Contratas y Seguridad que estaba en un cuarto en la planta baja del bloque de pisos de lujo -que tiene tres altura y un ático-. Le dejaron encerrado en un cuarto, le robaron las llaves de entrada a las viviendas y se colaron en el piso de Esther Koplowitz sin el menor problema. Una vez dentro, la banda se apoderó de los 14 cuadros, que estaban apilados en una habitación para evitar que sufrieran desperfectos durante las obras.

Además de los dos cuadros de Goya robados, cuyo valor se estima en 4.000 millones, hay uno de Peter Brueghel (Las tentaciones de San Antonio), uno de Sorolla (Al baño), otro de Juan Gris (Guitarra sobre una silla), Pissarro (El paisaje de Eragny), Isidro Nonell y dos del japonés Foujita (La casita de muñecas y Niña con sombrero). Los ladrones también se llevaron un cuadro de Gutiérrez-Solana (Máscaras de Carnaval), otro de Francisco Pradilla (Porto d'Anzio) y otro de Anglada Camarasa (Bodegón con flores). Los dos restantes aún quedan por identificar por parte de Koplowitz.

Todas las pinturas robadas estaán calificadas como bien de interés cultural (BIC) y están registradas en el Inventario General de la Junta de Evaluación del Patrimonio Histórico, catalogación que impide su exportación y otorga al Estado el derecho de retracto sobre la obra y el de comprador preferente. 'Al estar tan identificadas, estas obras sólo podrán venderse en el mercado negro del arte, su transmisión jamás podrá salir a la luz', según fuentes cercanas a la empresaria.

Esther Koplowitz no sólo se ha quedado sin sus valiosos cuadros, sino que también ha perdido la posiblidad de reclamar una indemnización por ellos. 'No los tenía asegurados porque hacerlo sale muy caro', añadieron las mismas fuentes.

La póliza anual de un cuadro tan valioso como El columpio, uno de los dos goyas robados, oscila entre los 80 y los 100 millones. Al ser tan caro, lo habitual es que los coleccionistas privados de arte no tengan aseguradas sus obras cuando, como en el caso de los cuadros, los tienen colgados en la pared, expuestos en sus casas, según fuentes policiales. Sólo los aseguran cuando los óleos son cedidos para exposiciones públicas. En estos casos es el encargado de la exposición quien paga el seguro, que es temporal y sólo cubre la obra el tiempo que pasa fuera de la vivienda.

El paisaje de Eragny, de Camille Pissarro, una de las obras maestras sustraídas por los ladrones.
El paisaje de Eragny, de Camille Pissarro, una de las obras maestras sustraídas por los ladrones.

Sin salida en el mercado

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