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EL FUTURO DE EUROPA

La nueva Comisión nace con los votos de dos tercios del Parlamento Europeo

Durão Barroso reconoce que no ha tenido libertad para formar su equipo

Carlos Yárnoz

La nueva Comisión Europea de José Manuel Durão Barroso logró ayer el preceptivo aval del Parlamento Europeo tras una doble votación que pone punto y aparte, que no final, a la crisis abierta el mes pasado por el amplio rechazo de eurodiputados al primer equipo presentado por el político portugués. El nuevo Ejecutivo contó ayer con 449 votos a favor (el 66%), 149 en contra y 82 abstenciones. Minutos antes, la Cámara aprobó con más votos (478) las condiciones aceptadas ya por Barroso para una Comisión remodelada antes de echar a andar, investida con tres semanas de retraso, con una especial vigilancia dictada por la Eurocámara y bajo sospecha de potenciales conflictos de intereses.

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Barroso se declaró "bastante contento", porque se ha evitado "una crisis más seria", pero admitió que no ha tenido autonomía para formar su equipo en el "sumamente complejo sistema" de equilibrios y negociaciones con Gobiernos y Parlamento. "No he sido libre, pero no me quejo porque así son los tratados", comentó a los periodistas tras apostar por una revisión de ese sistema en el que "el presidente no se apoya en una mayoría parlamentaria propia, no tiene poder para elegir a su equipo y no hay votación individual final". "Tuve que defender a mi equipo y lo hice", se justificó.

Desveló después que su primera opción para la cartera de Justicia no era el polémico Rocco Buttiglione, ahora apartado, sino el francés Jacques Barrot (Transportes), pero que éste no quiso. Y que él deseaba que el también italiano Mario Monti continuara en Competencia, pero Roma no lo aceptó.

El propio Barroso había pedido el día anterior que constara en acta "la corresponsabilidad de los Gobiernos" en lo ocurrido, porque le impusieron sus candidatos y, cuando varios fueron criticados por la Eurocámara, "algunos Gobiernos colaboraron más que otros": el Ejecutivo italiano relevó a Buttiglione por Franco Frattini, pero el holandés se negó a mover de la cartera de Competencia a Neelie Kroes pese a su potencial conflicto de intereses por haber trabajado para decenas de grandes empresas.

Consciente de que las mayores críticas y sospechas son por esta comisaria, Barroso salió ayer en su defensa: "¿Tiene menos derecho a trabajar en la Comisión alguien que ha estado en el sector privado? No lo considero de recibo".

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Oficialmente, desde Barroso hasta el presidente del Parlamento, Josep Borrell, pasando por los líderes parlamentarios, todos se escudaron en que han sido Europa y la democracia las ganadoras en este contencioso, y que la Cámara y la Comisión se han visto reforzadas. Sin embargo, las quejas de Barroso muestran el desgaste que ya ha sufrido. Se le escapó también comentar el perjuicio que ya arrastra la Comisión, pese al elevado número de votos que cosechó. "Muchos dicen que quieren una Comisión fuerte, pero no quieren una Comisión fuerte", porque "mucha gente pone su interés particular por encima del interés general".

También oficialmente, el fin del inusitado pulso no tiene ganadores. "Europa gana", sentenció Borrell desde su puesto institucional. Sin embargo, los líderes de los dos principales grupos parlamentarios -los alemanes Hans-Gert Poettering, jefe de los conservadores, y Martin Schultz, de los socialistas- aclararon que el ganador es el Parlamento porque ha aumentado su poder hasta el máximo límite permitido por los tratados.

Los dos aseguraron que los europeos han asistido estos días "a la parlamentarización de la UE". "El Parlamento quiere un nuevo paternariado entre las dos instituciones basado en confianza recíproca", reclamó Borrell, para quien "Montesquieu aún no ha pasado por Bruselas".

Como Poettering y Schultz, la mayoría de los oradores prometieron, además, un férreo control sobre el Ejecutivo comunitario basado en la resolución que apoyaron y que Barroso asumió como "compromiso" bilateral para los cinco años de legislatura. En ese compromiso, la Cámara se reserva el derecho a retirar en votación la confianza a un comisario y, si Barroso no le exige la dimisión, tendrá que "justificarlo" ante el Parlamento.

Verdes y euroescépticos

En la votación, con 52 escaños vacíos de un total de 732, los conservadores del Partido Popular Europeo (PPE, 286 escaños) apoyaron en bloque a Barroso, salvo una veintena de abstenciones, mientras en las filas socialistas se registró una gran mayoría a favor pero 30 noes y 31 abstenciones. En contra lo hicieron fundamentalmente Los Verdes, los euroescépticos e Izquierda Unitaria. Ese 66% de votos favorables queda algo por debajo del apoyo que obtuvo el equipo saliente de Romano Prodi (68%) y el anterior de Jacques Santer (71%).

Entre los más críticos contra la Comisión, el verde Daniel Cohn-Bendit se quejó de que la Eurocámara, exigente ayer, le dé hoy luz verde. "Tras la imaginación al poder, ahora tenemos la hipocresía al poder", clamó tras quejarse de que Harry Potter (como le llaman al primer ministro holandés y presidente de la UE, Jan Peter Balkenende) haya mantenido a Kroes en Competencia. "No confiamos en esta Comisión", apuntó Francis Wurtz. La nota la dieron el ultra francés Jean-Marie Le Pen -"Buttiglione es el primer mártir laico de la Carta de Derechos Fundamentales"- y el euroescéptico británico Nigel Paul Farage -el comisario Lázsló Kovács "es amigo de los dictadores húngaros"-.

Frío, distante, Barroso cerró la sesión con sólo dos frases: "Haremos todo lo posible por servir a Europa. Tenemos mucho, mucho camino que recorrer". Para empezar, recuperar la confianza en que su equipo aguantará cinco años. Ni su familia política, el PPE, las tiene todas consigo. Poettering le exigió que reflexione "seriamente" si algún día le piden que cese a un comisario, mientras el jefe de los liberales, el británico Graham Watson, se lo explicó muy gráficamente: "Usted ya tiene hoy el permiso para conducir la Comisión y los liberales no queremos que sea un rehén de esta casa, pero la autoridad se la tienen que ganar usted y sus comisarios ladrillo a ladrillo".

Barroso saluda al presidente del grupo Popular Europeo, Hans-Gert Poettering, ante el líder  del grupo socialista, Martin Schultz, en Estrasburgo.
Barroso saluda al presidente del grupo Popular Europeo, Hans-Gert Poettering, ante el líder del grupo socialista, Martin Schultz, en Estrasburgo.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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