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Reportaje:

Internet revoluciona la industria discográfica

Los grandes sellos se han decidido a combatir la piratería en su propio terreno - En pocos meses aparecen más de diez servicios de venta 'online' auspiciados por la industria - Un estudio vaticina que el CD será un formato obsoleto en cinco años

Si no puedes con el enemigo, únete a él. Eso es lo que parece estar pasando por la cabeza de las grandes discográficas, inmersas en una grave crisis por la caída estrepitosa de sus ventas (un 30% menos en los tres últimos años, según sus propios datos). El sector se muestra convencido de que la piratería es la responsable y culpan al top manta y, sobre todo, al intercambio de canciones por Internet de sus desgracias.

Efectivamente, la venta callejera de copias ilegales ha provocado que uno de cada tres discos vendidos en el mundo durante 2002 fuera pirata, según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI). De acuerdo con sus datos, este fenómeno afecta de manera muy particular a los países en vías de desarrollo y a uno del primer mundo: España. Por ello, piden a los Gobiernos que tomen medidas e intensifiquen la lucha policial contra las bandas que controlan este mercado.

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Sin embargo, un sondeo de la Sociedad General de Autores española refleja que la principal preocupación del sector (del 85% de los consultados) es otra: las descargas a través de Internet. Motivos no les faltan: un estudio reciente calcula que casi la mitad del lucro cesante de las discográficas se debe a este fenómeno. La práctica que se hizo habitual con Napster no terminó cuando un juez de Estados Unidos decretó su cierre. Más al contrario, los programas P2P (que facilitan a los internautas compartir archivos por la Red) se han multiplicado y en la actualidad es muy sencillo conseguir cualquier éxito del momento.

Pero en este caso, la lucha policial que parece la solución adecuada para el top manta es inútil en la Red: no se trata de organizaciones de delincuentes sino gente de a pié de todos los rincones del mundo que comparten canciones de forma anónima desde el ordenador de su casa, de la escuela o del trabajo. Con la ley en la mano, las cinco grandes discográficas, reunidas en la RIAA (siglas en inglés de su asociación), tratan de amedrentar a los internautas con una campaña de demandas ante los tribunales. Ya van más de 1.600, la mayoría interpuestas contra personas que ofrecían más de un millar de archivos en Internet. Ninguno cobraba por ello, sino que cumplían con una regla no escrita de cortesía digital: para bajarse música de otros, ofrece la que tú tienes.

Mercado en potencia

De todas formas, la sangría de ventas que supone el tráfico en la Red ha servido para llamar la atención sobre un nuevo mercado en potencia: millones de aficionados dispuestos a prescindir de los discos físicos y sustituirlos por archivos informáticos. Según un informe recién publicado por la consultora Forrester, la mitad de los jóvenes estadounidenses menores de 22 años descargan habitualmente canciones y la mayor parte de ellos reconoce que compra menos compactos porque en la Red encuentran lo que quieren. Entre los adultos, la proporción de usuarios se reduce a uno de cada nueve, que dicen optar por el intercambio de archivos como una forma de ahorrar dinero.

La discusión se traslada, por tanto, a si el público está dispuesto a dejar de bajarse música gratis para empezar a pagar por ella. "Ésta es una discusión viciada", advierte Álvaro Rebollo, de BMG, que subraya que la alternativa a comprar una canción es ilegal, aunque "el público no tenga conciencia de que está haciendo mal". Así las cosas, las grandes discográficas apuestan por las tiendas online como una buena fórmula para luchar contra esta práctica. Y ello por varias razones. En primer lugar, porque los nuevos sistemas de protección están haciendo que, poco a poco, se complique localizar la canción apetecida. Además, cada vez es más frecuente dar con archivos falsos difundidos por las discográficas para disuadir del uso de estos sistemas ilegales. Últimamente se ha añadido el miedo a ser demandados: el 68% de quienes lo hacen reconocen sentir algún temor, según Forrester. Y por último, porque los nuevos servicios de pago permiten obtener una grabación de forma rápida, con garantía de calidad y sin temor a los virus, algo que no se puede asegurar en los programas P2P.

Para zanjar las dudas sobre la viabilidad del negocio, todos se remiten al éxito de iTunes Music Store, un servicio lanzado por Apple que ha servido de auténtico banco de pruebas al estar dirigido a un público muy reducido: sólo funciona en los ordenadores Macintosh con sistema operativo OS X 10.1.5 o posterior; además, sólo es accesible desde Estados Unidos. En total, unos tres millones de personas. El mismo espíritu pionero que llevó a la compañía a crear el primer ordenador para uso personal en los años 70, ha abierto ahora la espita de la revolución en la industria musical. iTunes abrió el 28 de abril con un catálogo de 20.000 títulos. Desde entonces, en menos de cinco meses, ya ha vendido más de diez millones de canciones a razón de 99 centavos de dólar (unos 85 céntimos de euro) cada una. Por esa cantidad el cliente no sólo puede escuchar la grabación cuantas veces quiera, sino también hacer copias para su uso particular (por ejemplo, en una cinta o en un compacto); es decir, los mismos derechos que si hubiera comprado un disco convencional.

Reacción de los competidores

Esos datos han provocado la inmediata reacción no sólo de sus competidores más directos, sino también de los implicados en el negocio musical. Su eterno rival, Microsoft, ha aplicado la misma fórmula pero dirigida al mercado europeo. Otras compañías de software, que hasta ahora se dedicaban a los programas de reproducción de audio y vídeo para los ordenadores, han lanzado sus propios servicios de venta, si bien sólo están disponibles para los estadounidenses. Es el caso de Real One y, en breve, Music Match. De igual modo, las grandes tiendas online se han fijado en el negocio: Buy.com ya tiene en funcionamiento su BuyMusic.com y han rumores de que Amazon, la campeona del comercio electrónico, hará lo propio en breve. Otras noticias sin confirmar apuntan a que Yahoo tiene planes similares. Incluso el viejo Napster reaparecerá en Navidades reconvertido en un sistema de venta con todos los parabienes legales.

También las discográficas quieren vender por Internet con sus propios medios: Virgin ya lo está haciendo en Reino Unido y Sony anuncia el lanzamiento de su tienda virtual para Japón, EE UU y varios países de Europa el año próximo, en lo que será la mayor apuesta desde el punto de vista geográfico. En España funciona desde hace meses el servicio de descargas de Los40.com (del Grupo PRISA) y ayer mismo Telefónica y su filial Terra empezaron a vender canciones a sus clientes de líneas ADSL.

El informe de Forrester augura un fenomenal éxito de este modelo. Según sus cálculos, entre este año y el próximo, los sellos obtendrán más de 240 millones de euros por esta vía, que se dispararán hasta 1.250 millones dos años más tarde. Sin embargo, en esa fecha (2006), la venta de discos estará un 15% por debajo de su record de 1999 a consecuencia del top manta. Pero este fenómeno está abocado a la desaparición, a tenor de las previsiones del estudio: en 2008 "el CD se habrá convertido en pasado", asegura, y el 33% de las ventas de música provendrá de las descargas.

Principales tiendas de música 'online'
iTunes de Apple85 céntimos300.000EE UU
Microsoft Music Club99 céntimos20.000 (grandes sellos)Varios UE
Virgin StoreDesde 85 céntimos20.000 (grandes sellos)Reino Unido
Real One70 céntimos (más 9 euros mensuales)325.000 (grandes sellos)EE UU
BuyMusic.comDesde 70 céntimos300.000EE UU
Music Match (en otoño)No anunciadoTres grandes e independientesEE UU
AOL (en otoño)85 céntimosNo anunciadoEE UU
Napster 2.0 (en Navidad)No anunciado500.000EE UU
Sony (en 2004)No anunciadoSony Music y otrosJapón, EE UU y varios UE
El director de Apple Computer, Steve Jobs, en la presentación de iTunes Music Store.
El director de Apple Computer, Steve Jobs, en la presentación de iTunes Music Store.AP

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