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Organismos reguladores de 60 países buscan en Ginebra una solución al problema del 'spam'

El presidente del encuentro dice que se podría acabar con esta plaga con un esfuerzo internacional concertado

Hoy comienza en Ginebra una reunión de tres días en la que entes reguladores de telecomunicaciones de sesenta países, expertos y representantes de la industria estudian la mejor manera de luchar globalmente contra el correo electrónico no solicitado. El encuentro será presidido por el director del organismo regulador de las telecomunicaciones en Australia, Robert Horton, quien cree que con un esfuerzo concertado se podría acabar con el spam en dos años.

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Los mensajes no solicitados llegan de forma masiva e inesperada a los ordenadores y teléfonos móviles, y van desde la simple publicidad hasta la pornografía o los intentos de estafa. El spam no conocen fronteras y, sin ningún tipo de control, podría alcanzar el 85% del tráfico por Internet, según ha señalado Robert Horton, de la Australian Communication Commission, que presidirá la reunión auspiciada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, organismo dependiente de Naciones Unidas.

Según Horton, el costo que genera toda esa basura electrónica a individuos y empresas se calcula en unos 10.000 millones de dólares anuales sólo en Europa y podría alcanzar en todo el mundo alrededor de los 25.000 millones de dólares. El presidente del ente regulador de las telecomunicaciones en Australia señala que el objetivo de la reunión -en la que participan también representantes de agencias de protección de datos y organizaciones de consumidores- es fomentar la cooperación internacional para estudiar en colaboración con las compañías del sector posibles respuestas a ese fenómeno.

Horton afirma que la mejor forma de atajar la epidemia es mediante la cooperación internacional, para lo que sería conveniente establecer un registro de capacidades tecnológicas y firmar un memorando de entendimiento entre los entes reguladores de todo el mundo. "Todo país, por pequeño que sea, tiene un papel que desempeñar en ese combate", señaló Horton, aludiendo así a los abusos cometidos utilizando precisamente plataformas de Estados en los que apenas hay mecanismos de regulación.

Posibles soluciones

Las medidas pueden ser legislativas, técnicas o de educación de los consumidores, precisaron los organizadores, según los cuales es fundamental que la industria asuma su parte de responsabilidad y que los países estén también dispuestos a cooperar entre ellos. Las legislaciones pueden variar de un país a otro: así, puede establecerse, como ocurre, por ejemplo, en Australia, que una compañía o un particular que quiera enviar mensajes no solicitados por Internet tenga que pedir previamente permiso al usuario.

Otra posibilidad, más onerosa, es que sea el propio usuario quien tenga que comunicarle de modo expreso al remitente que no desea seguir recibiendo esos mensajes. Esta última variante entraña no sólo mayores molestias y costos para el consumidor sino el riesgo adicional de que el emisor del mensaje decida vender los datos del usuario a terceros, contribuyendo de ese modo a fomentar los abusos.

EE UU y China, principales remitentes de spam

Los diez principales países productores de esos mensajes conocidos también por el nombre inglés de 'spam' son, según la organización Spamhaus, y por este orden: Estados Unidos, China, Corea del Sur, Taiwán, Brasil, Canadá, Argentina, Rusia, Italia y Hong Kong.

De acuerdo con esa misma organización, entre los más importantes proveedores de servicios que transportan mensajes no deseados figuran compañías tan conocidas como las estadounidenses MCI, Comcast o Verizon, además de otras menos conocidas de China y Corea del Sur.

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