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El régimen de Lukashenko devalúa la moneda nacional para contener la crisis económica

Malestar social en Bielorrusia por la brusca subida de los precios

La drástica devaluación de la moneda nacional de Bielorrusia en más de un 50% provocóel martes nuevos incrementos en los precios de los alimentos, combustibles y transportes en ese país aquejado de una grave crisis financiera y política. La devaluación, la mayor en la historia de Bielorrusia, fue anunciada el lunes por la noche y es parte de las medidas de "estabilización" exigidas por Rusia para conceder un crédito de 3.000 millones de dólares al represivo régimen de Alexandr Lukashenko.

Este crédito procederá del fondo anticrisis de la Comunidad Económica Euroasiática (grupo de seis países postsoviéticos, entre ellos Rusia y Bielorrusia) y es la mitad de la cantidad solicitada por Minsk (6.000 millones de dólares). Pese a su magnitud, la devaluación (casi un 72% en relación a fines del año pasado) podría ser insuficiente para estabilizar el rublo bielorruso que en los últimos meses ha llegado a tener cuatro tipos de cambios diferentes simultáneos (oficial, de mercado negro, bursátil y bancario). Tras la devaluación, los precios de los hidrocarburos se incrementaron entre un 16% y un 24% y los automovilistas del movimiento "Por el coche" anunciaron una protesta para el martes por la tarde en Minsk.

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Desconfianza en la población

La medida no ha generado confianza en la ciudadanía, pues las divisas seguían sin aparecer en los puestos de cambio, frente a las cuales los bielorrusos hacen cola pacientemente durante horas e incluso días para obtener un máximo de 30 dólares. El Banco Central ha anunciado que no va a facilitar divisas a estos puestos que, por lo tanto, dependerán exclusivamente de los clientes interesados en obtener rublos bielorrusos por la vía legal.

La escasez de divisas que aqueja a Bielorrusia se hizo notar a principio de año y ha ido en aumento. Esta "sequía" se atribuye a la política populista de Lukashenko que en el pasado, gracias a los combustibles baratos facilitados por Rusia, mantuvo unos gastos sociales superiores a las posibilidades del país y que actualmente se asegura la lealtad del Ejército y los cuerpos de seguridad con elevados sueldos.

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El régimen no ha aprovechado los créditos anteriormente obtenidos del FMI (3.500 millones de dólares) para realizar transformaciones estructurales de su economía y la subida de los precios de los combustibles rusos desequilibró el "modelo bielorruso", aunque tras la guerra de Rusia con Georgia en 2008, Lukashenko pudo aprovechar durante algún tiempo su situación estratégica en el centro de Europa para obtener ventajas de Occidente y de Rusia. La represión que siguió a las elecciones presidenciales del 19 de diciembre pasado dio al traste con esta política y con las esperanzas alimentadas por Bruselas de una posible evolución democrática del régimen. Tres de los nueves candidatos que desafiaban a Lukashenko en los comicios presidenciales han sido condenados a diversas penas de cárcel (Andréi Sánnikov, a cinco años, Vladímir Neklíayev y Vitali Rymashevski, a dos años), otros dos contendientes aguardan sentencia y un sexto, ha huido al extranjero.

En total 34 personas han sido imputadas y condenadas por los desordenes y manifestaciones del 19 de diciembre, incluida la esposa de Sánnikov, la periodista Irina Jalip, a la que se ha impuesto una pena de dos años a cumplir en régimen diferido. La Unión Europea ha adoptado sanciones contra Bielorrusia y un total de 188 altos funcionarios del régimen, comenzando por Lukashenko, tienen prohibido viajar al espacio comunitario, según una lista de "personas non gratas" que Bruselas ha ampliado varias veces desde el pasado enero, para sumarle los nombres de los jueces y fiscales que participan en los procesos por los sucesos del 19 de diciembre.

La devaluación del rublo bielorruso no ha sido una sorpresa y, antes de que se produjera, los ciudadanos acapararon víveres y también electrodomésticos, como frigoríficos y televisores, con el fin de evitar que se evaporasen sus ahorros. El martes, un dólar estadounidense equivalía a 4.930 rublos bielorrusos (56% más que el lunes) y un euro, a 6914,82 (53,1% mas) y un rublo ruso a 173,95 rublos bielorrusos.

Negociaciones con Rusia

El viernes pasado, el jefe del Gobierno ruso, Vladímir Putin, se entrevistó con el presidente Alexandr Lukashenko en Minsk y perfiló las condiciones del crédito. El primer ministro bielorruso Mijail Miasnikóvich dijo esperar que Bielorrusia reciba un primer tramo de 800 millones de dólares durante el verano y un segundo tramo, de algo más de 400 millones de dólares, a principios del otoño.

La incertidumbre sobre el futuro de la economía infunde desconfianza al empresariado local. No se excluye que Bielorrusia pueda pedir un nuevo préstamo al FMI, que entonces podría exigir condiciones al régimen de Lukashenko. Inciertas son también las consecuencias de la Unión Aduanera de Bielorrusia con Rusia y Kazajistán, que entra en vigor el próximo julio, ya que la energía es más barata en estos dos países que en Bielorrusia.

Para obtener recursos, el régimen se verá obligado a privatizar las empresas que todavía controla. Bielorrusia ha preparado un proyecto para vender el 50% de las acciones de Beltransgas, la empresa gestora de los gasoductos. Esta compañía ya pertenece en un cincuenta por ciento a Gazprom, el monopolio ruso del gas, y en un 50% al Estado bielorruso. Según fuentes estatales bielorrusas, citadas por la agencia Belpan, Rusia estaría interesada en comprar el 50% restante por 2.500 millones de dólares y sin condiciones. La posición negociadora rusa se ve fortalecida por la puesta en funcionamiento del gasoducto del norte que unirá a Rusia con Alemania directamente por el fondo del Báltico.

El primer ministro ruso, Vladimir Putin (i), y el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko (d), durante su reunión en Minsk en la que discutieron la construcción de centrales nucleares en Bielorrusia con la ayuda de Rusia.
El primer ministro ruso, Vladimir Putin (i), y el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko (d), durante su reunión en Minsk en la que discutieron la construcción de centrales nucleares en Bielorrusia con la ayuda de Rusia.EPA / ALEXEY NIKOLSKY

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