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Reportaje:

Ruido de sables en el PSOE de Jaén

El cisma en la capital trasciende lo local por la implicación de dirigentes regionales

Ginés Donaire

"No estaré ni un minuto más donde mi partido no me lo pida". Carmen Peñalver, exalcaldesa de Jaén y secretaria de la principal agrupación socialista de la provincia, no se da por enterada de que más de la mitad de su ejecutiva le ha pedido que se marche. Con los estatutos del partido en la mano, esa rebelión interna debía suponer la disolución automática de la ejecutiva y el nombramiento de una gestora. Pero a Peñalver le ha salvado la campana. Las dimisiones de los críticos llegaron apenas unas horas después de que entrara en vigor el calendario electoral del partido, que congela cualquier movimiento orgánico hasta después de las generales del 20 de noviembre.

Aunque pudiera parecer que se ha abierto una tregua en la guerra abierta por el control del PSOE jiennense, nada más lejos de la realidad. La crisis, que venía gestándose desde el varapalo electoral del 22 de mayo en la capital, ha estallado con virulencia en vísperas de los comicios generales y autonómicos. Una crisis que el secretario general de los socialistas andaluces calificó como meras "discrepancias de criterio", pero que trasciende el ámbito local por la implicación en la misma de destacados dirigentes y pesos pesados de la política andaluza.

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Carmen Peñalver tomó las riendas de la agrupación socialista de Jaén capital en el congreso de octubre de 2004. Lo hizo avalada por el todopoderoso Gaspar Zarrías, que la eligió para contrarrestar al sector crítico que entonces encarnaba Antonio Manuel Foche (este, a su vez, había sido utilizado años antes para una operación similar de derribo hacia Juan Torres, candidato socialista a la alcaldía en 1999). Y ahora, siete años después, la historia se repite, pero con papeles cambiados para los actores de este folletín político.

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"Si hay ruido de sables o no, ellos sabrán lo que hacen", dijo el pasado jueves Peñalver cuando se le preguntó por el supuesto apoyo de Zarrías al sector crítico que intenta derrocarla. Aunque ella no quiso ser tan taxativa, sí lo fue un dirigente de su confianza: "La ejecutiva provincial está implicada hasta las trancas", dijo categórico, lo que es lo mismo que decir que la operación de acoso y derribo está orquestada por Zarrías, a la sazón presidente del PSOE de Jaén, tras dejar la secretaría provincial en marzo de 2010 después de 16 años. De momento, Peñalver, que es diputada provincial, tiene como jefe en la corporación al secretario provincial de los socialistas, Francisco Reyes, delfín de Zarrías.

Entre los 30 dimisionarios de la ejecutiva local se encuentra Rafael Valdivielso, delegado provincial de Obras Públicas y sobrino de Zarrías. El distanciamiento entre Valdivielso y Peñalver es conocido desde hace meses, a pesar de que los dos fueron los principales artífices de la instalación del tranvía en la capital, ahora parado por el gobierno del PP. Valdivielso no es el único cargo institucional vinculado a los críticos. También lo está la parlamentaria andaluza Ana Tudela, hasta ahora número dos de la ejecutiva de Peñalver. La posición de ambos en la Junta y la Cámara andaluza queda comprometida tras haber desoído las palabras de José Antonio Griñán nada más conocerse la rebelión: "No quiero movimientos de ningún tipo".

A ese supuesto apoyo de Griñán (que también respaldó a la ejecutiva provincial, en un gesto que desconcertó a muchos militantes) se aferra ahora Peñalver para mantenerse en el cargo e ignorar las dimisiones de los 30 miembros de su ejecutiva. A eso y a su principal valedora en la política andaluza, la consejera de Presidencia, Mar Moreno, que calificó de "extraordinaria" la gestión de Peñalver en los últimos años. Los próximos a Zarrías dicen que este tándem era la baza más fuerte para dar un golpe de timón a la dirección provincial del partido de no haber sido por el hundimiento en las municipales de mayo.

A Peñalver le ha dolido también especialmente la dimisión de algunos de los que fueron sus concejales en la pasada legislatura. Son los casos de Manuel Fernández Palomino o Eduardo Castro. "Me duele en lo personal y en lo político", dijo la exalcaldesa jiennense, tras censurar que ninguno de los críticos haya planteado ninguna discrepancia en las dos ejecutivas y una asamblea celebradas desde mayo.

Eso hace pensar al sector oficialista que detrás de este movimiento hay una enconada lucha por el poder, que tendrá su principal reflejo en la reunión de la asamblea local y la elección de delegados al comité provincial, donde se tienen que aprobar las listas electorales para el Congreso y el Senado.

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