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EE UU asegura que ya controla el espacio aéreo de Afganistán

El secretario de Defensa asegura que los 'terroristas' están tratando de huir del país

La primera fase de los bombardeos sobre Afganistán parece casi concluida. Las fuerzas estadounidenses y británicas lanzaron ayer su primer ataque diurno porque las defensas antiaéreas de los talibán estaban muy mermadas, y prosiguieron el martilleo por tercera noche consecutiva. 'Ya podemos bombardear durante las 24 horas porque el espacio aéreo está bajo nuestro control', anunció el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, quien agregó que 'los terroristas' estaban 'tratando de escapar del país'. El Pentágono admitió que apenas quedaban infraestructuras militares por destruir e indicó que los pilotos buscaban 'objetivos de oportunidad' durante sus vuelos. Cuatro trabajadores civiles de la ONU murieron en Kabul por el impacto de un misil.

'Cuando las líneas del frente son tan confusas, las víctimas inocentes son inevitables'
Los ataques se centrarán desde ahora en las concentraciones de tropas
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El Pentágono anunció el domingo que la ronda inicial de bombardeos duraría 'entre tres y cinco días'. Han pasado tres jornadas y en Afganistán sólo hay un aeródromo en funcionamiento, unas pocas baterías antiaéreas y una red de radares 'muy disminuida', según el teniente coronel Dave Lapan, portavoz del Pentágono. Si el domingo los objetivos fueron 30, ayer se redujeron a 13. 'La primera fase ha tenido resultados buenos, no perfectos', dijo Rumsfeld, 'y habrá que rebombardear algunos puntos'. Estados Unidos ha lanzado ya entre 55 y 60 misiles de crucero, cada uno de los cuales cuesta un millón de dólares (180 millones de pesetas).

A los cazabombarderos estadounidenses y británicos cada vez les cuesta más localizar blancos atacables. Varios aparatos regresaron el lunes por la noche al portaaviones Enterprise sin haber podido descargar sus proyectiles. 'Realmente, no abundan los objetivos', dijo el capitán del buque, cuyo nombre debe permanecer en secreto dentro de las estrictas reglas impuestas por el Pentágono sobre la información.

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Los aviones espía teledirigidos tratan de evaluar ahora qué les queda a los talibán, antes de pasar por completo a una segunda fase, abierta ayer de forma tentativa, en la que los ataques se centrarán en las concentraciones de tropas y en blancos 'políticos', como la residencia en Kandahar del líder talibán, mulá Mohamed Omar, bombardeada ayer. Omar no estaba en su casa, según portavoces afganos.

La Casa Blanca, y de forma específica el presidente George W. Bush, ha dejado de referirse a Osama bin Laden como objetivo concreto, ante la evidencia de que su captura o muerte resultará muy difícil. Bush y los portavoces de Washington, que admiten como 'necesaria' la caída del régimen talibán, prefieren referirse a 'los terroristas' o 'las fuerzas enemigas'. Los mismos portavoces indican que parte de los bombardeos, como los lanzados contra la ciudad de Kandahar, al sur de Afganistán y núcleo del poder talibán, se dirigen a crear pánico entre los dirigentes del país y a forzarles a desplazarse en busca de seguridad.

El ejército talibán se estima en unos 50.000 soldados. 'En los próximos días deberemos ser pacientes, esperar a que asomen los objetivos terrestres y atacar cuando se dé la oportunidad', explicó el secretario Rumsfeld. Los cazabombarderos estadounidenses despegan ahora de los portaaviones sin objetivos predeterminados; sobrevuelan el país y tratan de localizar visualmente posibles formaciones enemigas. Esas misiones implican más riesgo para los pilotos, que necesitan volar más bajo que en jornadas anteriores y quedan al alcance de los misiles Stinger que Washington proporcionó a las guerrillas afganas cuando combatían a la Unión Soviética.

Pero mucho mayor es el riesgo para los civiles en Afganistán, porque la posibilidad de error se multiplica. Casos como los que se dieron en la ex Yugoslavia (la destrucción, por ejemplo, de una columna de refugiados confundidos con tropas) pueden repetirse en las próximas jornadas. La muerte en Kabul de cuatro trabajadores de la ONU, que dormían en un campamento dedicado a eliminar minas, demuestra los peligros de los 'ataques de oportunidad'. 'Cuando las líneas del frente son tan confusas como ahora, las víctimas inocentes son inevitables', comentó el senador John McCain, miembro del Comité de Fuerzas Armadas del Senado, ex piloto militar y ex prisionero en Vietnam.

'Es muy difícil evaluar desde el aire o a distancia los daños infligidos en cuarteles o columnas de tropas', dijo el jefe del Estado Mayor estadounidense, general Richard Myers. El general no quiso especificar cómo se realizarían esas evaluaciones. Pero todo apunta a que se acerca el momento de utilizar fuerzas terrestres. Canadá anunció el lunes el envío de 2.000 soldados, un grupo naval (dos fragatas, un destructor y helicópteros) y un grupo especial 'antiterrorista', del que no se facilitaron datos 'por razones de seguridad', al 'teatro de operaciones'.

El diario The Washington Post publicó ayer una información según la cual a finales de esta semana o principios de la próxima llegarían a la zona más soldados estadounidenses, desde bases en EE UU o destacamentos como los de Bosnia (con 3.600 efectivos) y Kosovo (5.300). El Pentágono no quiso confirmar o desmentir esos despliegues adicionales.

Imágenes aéreas distribuidas por el Departamento de Defensa de Estados Unidos de un campamento terrorista en Afganistán antes (arriba) y después (abajo) de los bombardeos.
Imágenes aéreas distribuidas por el Departamento de Defensa de Estados Unidos de un campamento terrorista en Afganistán antes (arriba) y después (abajo) de los bombardeos.

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