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CONFLICTO INTERNACIONAL

Militares chinos entran en el avión espía a pesar de la advertencia de Bush

Diplomáticos estadounidenses se reúnen durante 40 minutos con los 24 tripulantes del aparato

Los militares, según fuentes del Pentágono citadas por la cadena de televisión estadounidense, calificaron ese hecho de 'violación de la soberanía estadounidense' y sugirieron que considerarán 'rehenes' a los tripulantes del avión espía si no son liberados pronto. En el otro extremo de la polémica, Jiang Zemin, presidente de China, aseguró que EE UU debe aceptar 'plena responsabilidad' en el incidente que forzó el aterrizaje del EP-3 en la isla de Hainan. Y Zhu Bangzao, portavoz del ministerio de Exteriores chino, no dio una fecha para la liberación de los tripulantes y revindicó el derecho chino a inspeccionar el EP-3.

EE UU ya había confirmado que, en su última comunicación con su base, el pasado domingo, la tripulación del EP-3 informó de que los chinos estaban entrando en el aparato. Antes, la tripulación ya había comenzado a destruir información secreta. Fuentes del Pentágono fueron ayer más lejos y señalaron que los chinos habían retirado del EP-3 equipos de vigilancia electrónica. En el programa televisivo Good Morning America, de la cadena ABC, Joseph Prueher, embajador norteamericano en Pekín y ex piloto de la Marina, también denunció que los chinos habían rebuscado 'en todas las partes' del aparato.

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Territorio soberano

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Powell, no obstante, no se sumó a esas acusaciones. El secretario de Estado dijo haber escuchado las informaciones sobre la entrada china en el avión, pero precisó que no tenía elementos para confirmarlas. Como en varias ocasiones en la corta vida del Gobierno de Bush, Powell pareció adoptar una posición más moderada que sus colegas. En cualquier caso, EE UU estima que el incidente del domingo se produjo en el espacio aéreo internacional y considera que el EP-3 es territorio de su soberanía, por lo que los funcionarios chinos no están autorizados a entrar en él sin permiso explícito de las autoridades norteamericanas.

Bush pidió el lunes la inmediata devolución del avión y sus 24 tripulantes, pero anoche sólo había conseguido que tres diplomáticos norteamericanos enviados a Hainan celebraran un primer encuentro personal, que duró 40 minutos, con los militares allí retenidos. Pekín, por su parte, se proclamó la 'víctima' en este incidente, reivindicó su derecho a inspeccionar el avión espía y pidió el fin de los vuelos norteamericanos de vigilancia electrónica en las proximidades de sus costas. Zhu señaló que Pekín se considera legitimado a entrar en el EP-3 porque este aparato 'derribó en el aire a un avión chino, entró sin permiso en el espacio aéreo chino y aterrizó en un aeropuerto chino'.

China afirma que fue el EP-3 el que provocó la colisión que derribó a uno de sus cazas F-8, a unos cien kilómetros al sur de Hainan. 'Tenemos las pruebas', declaró ayer el presidente Jiang en un encuentro con el primer ministro de Qatar. Jiang añadió que EE UU es 'plenamente responsable' del incidente y pidió el fin de los vuelos de espionaje como el del EP-3.

Juegos de guerra

Este suceso ha sacado a la luz los peligrosos juegos de guerra que Washington y Pekín libran en las costas chinas. La reducción de la amenaza rusa ha llevado a EE UU a reforzar su vigilancia en esa zona, pero los chinos, dotados ahora de aviones que pueden volar más allá de su territorio, también están incrementando su actividad de interceptación. El crecimiento económico chino se está concentrando en las zonas costeras, lo que ha redoblado su importancia a los ojos de los estrategas de Pekín. Y, por otra parte, Pekín está levantando un poderoso contingente de aviones, buques y misiles en el estrecho de Taiwan, y en 1995 y 1996 ya efectuó allí ejercicios de lanzamiento de proyectiles que provocaron un pulso con el Gobierno de Clinton.

En Washington se creía ayer que Pekín piensa explotar el incidente del EP-3 para conseguir que EE UU reduzca el número de vuelos de espionaje y los aleje de sus costas. También para presionar al Gobierno de Bush para que no autorice la venta de armas modernas a Taiwan. Pero la Casa Blanca afirmó que no tiene pensado pedir disculpas a China, ya que el accidente se produjo en el espacio aéreo internacional y fue provocado por la 'creciente agresividad' de los cazas chinos.

El embajador de EE UU en China, Joseph Prueher, ayer en Pekín.
El embajador de EE UU en China, Joseph Prueher, ayer en Pekín.AP

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