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GUERRA EN YUGOSLAVIA El frente bélico

El presidente del Comité Militar de la OTAN se despide con críticas a la planificación de la guerra

Ducha escocesa para la OTAN. Por la mañana, los aliados recibieron con alivio la confirmación de que no fueron sus fuerzas las que provocaron el lunes la muerte de 20 civiles en un autocar en la frontera entre Kosovo y Macedonia. Por la tarde, el general Klaus Naumann, que se despedía de sus funciones de presidente del Comité Militar de la OTAN, criticó con inusitada dureza las tácticas de los aliados. "Los principios de una operación militar son sorpresa y uso de una fuerza superior. Nosotros no lo hicimos en la operación", declaró ayer en la sala de prensa.

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Las palabras de Naumann suponen una gran contrariedad para la OTAN precisamente cuando, por primera vez, empieza a calar la idea de que Slobodan Milosevic puede ser derrotado desde el aire. El propio exjefe del Comité Militar lo llegó a reconocer así. Aunque subrayó que toda la doctrina y experiencia militar muestra que sólo con una campaña aérea no se gana una guerra, admitió: "En esta ocasión vemos una oportunidad real de poder hacerlo". "No vamos a cambiar nuestra estrategia. Puedo decir que esta campaña aérea es una de las de mayor éxito, si no la que más, que hemos visto", dijo también.El general alemán reconoció no sólo que la campaña aliada no ha logrado impedir las deportaciones masivas de albanokosovares, sino que Slobodan Milosevic podría vaciar la provincia si ese fuera su deseo "y si continúa actuando con la misma brutalidad".

Sus declaraciones estuvieron llenas de contradicciones. Elogió al secretario general, Javier Solana, y al conjunto del ala política aliada -"Hay una buena cooperación entre militares y políticos, y no puedo decir que las condiciones de la coalición nos hayan impedido entrar en una campaña terrestre", dijo-, pero luego subrayó que no hay campaña terrestre "porque sólo la apoyan dos países" y afirmó que la OTAN "debe encontrar la forma de reconsiderar las condiciones de coalición" para ser más operativa en el futuro y buscar fórmulas que permitan obtener el consenso con más rapidez para no retrasar la toma de decisiones.

"Palabras sobre papel"

Conocido por su tradicional defensa de las tesis de Estados Unidos, Naumann alertó por la dependencia que el resto de socios tiene del liderazgo de Washington y pidió que Europa invierta más en su defensa: "La capacidad militar de los países europeos y de Canadá debe mejorar, no hace falta una cumbre europea para eso". "Hay una falta de identidad europea de la defensa. Necesitamos actos, no sólo palabras sobre papel", subrayó.Naumann, que ha presidido en los tres últimos años el Comité Militar, deja el puesto en plena guerra para ser sustituido por el almirante italiano Guido Venturoni, hasta hace tres meses jefe del Estado Mayor de la Defensa de su país. Pese a los intentos de algunos aliados de retrasar la sustitución, Italia ha exigido el nombramiento de Venturoni, que ya había sido designado hace un año como sustituto de Naumann. La presidencia del Comité Militar es un puesto clave para asegurar el enlace entre el jefe supremo de las fuerzas aliadas en Europa -un puesto reservado siempre para un americano y que ahora desempeña el general Wesley Clark- y la cúpula política de la Alianza, encarnada por su secretario general y el Consejo del Atlántico Norte.

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Las palabras de Naumann han echado agua al vino de la euforia aliada en un día en que el parte de guerra viene marcado por el acercamiento de Rusia a las tesis occidentales, por la sensación cada vez más clara de que la campaña aérea está teniendo resultados tangibles tanto desde el punto de vista material como del desánimo que empieza a cundir en la población y los dirigentes de Serbia, y precisamente cuando la OTAN pudo confirmar que sus fuerzas no habían tenido nada que ver con el bombardeo de un autobús, el lunes, en la frontera de Kosovo y Macedonia.

Después de hablar con todos los pilotos aliados que actuaron ese día en esa zona y de examinar las filmaciones de todos los bombardeos aliados en el lugar, la OTAN afirmó que no tiene nada que ver con el incidente, en el que murieron 20 civiles, según Belgrado.

La Alianza confirmó ayer su tesis de que el autobús no recibió el impacto de un misil y que, en cambio, recibió fuego de mortero, probablemente lanzado desde posiciones de la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), que actúa en las colinas cercanas. Y subrayó su convicción de que el ataque no sólo afectó a un autobús y dos coches privados. "Creemos que hubo al menos seis o siete vehículos afectados por el ataque. Probablemente se trataba de un convoy mixto de civiles y militares, y creemos que allí había varios vehículos de la policía especial yugoslava, que fueron retirados antes de que llegaran al lugar los periodistas occidentales", defienden los portavoces aliados.

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