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GUERRA EN YUGOSLAVIA El debate en Europa

Kohl cree que sólo el ingreso en la UE de los países balcánicos garantizará la paz en la zona

Helmut Kohl, ex canciller federal alemán, afirmó con rotundidad que "sólo cuando los países de los Balcanes sean miembros de la Unión Europea se logrará una verdadera paz en la zona", porque "sólo la Unión Europea está en disposición de mantener ciertas reglas y garantizarlas". Con esta afirmación, Kohl fue mucho más lejos que su sucesor, Gerhard Schröder, quien en la última cumbre de jefes de Gobierno en Bruselas había dicho que los Balcanes "forman parte de Europa" y se había limitado a propugnar un proceso de "acercamiento" de estos países a la Unión Europea.

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El estadista, que piensa regresar a la vida pública después las elecciones europeas del próximo 13 de junio, rompió ayer el silencio político que se ha impuesto para exhortar a los países de la Unión Europea (UE) a que acojan a más refugiados de los Balcanes y transmitan así un "importante mensaje" a Estados Unidos, a saber, que Europa es capaz de atender humanamente al medio millón de personas que la guerra en Yugoslavia ha obligado a huir.En una larga y distendida reunión con un grupo de corresponsales europeos (acreditados en Bruselas y en Bonn), Kohl dijo que consideraba "un escándalo" la discusión sobre los deportados que mantienen los países de la Unión Europea, ya que la suma de 500.000 refugiados de Kosovo "no es nada" para 300 millones de europeos que "nunca han sido tan ricos como ahora". "Para mí es inaceptable que uno hable constantemente de Europa pero que se escabulla cuando se trata del mínimo gesto humano", afirmó, lapidario, el político.

Además de abogar para que Alemania, y el resto de los Estados de la UE abran más sus puerta, Kohl se pronunció por una mejora de las instalaciones de cobijo en la zona balcánica para permitir un alojamiento digno a los deportados. En cualquier caso, no dejó ninguna duda de que para todo ello "se necesita dinero". "Cuando considero la situación financiera de los países europeos y veo, por otra parte, la apremiante necesidad, me mantengo en mi tesis de que la construcción de la casa europea es una cuestión de guerra y paz y también de la seguridad en el siglo XXI", reflexionó Kohl. "A los países de la UE no les matará este sacrificio financiero", dijo. Alemania, que ha acogido 10.000 refugiados, quiere duplicar hasta 20.000 su contingente, según anunció su ministro del Interior, Otto Schily. Kohl se mostró ayer a favor de esta iniciativa. Entretanto, el presidente de la CDU, Wolfang Schäuble, subrayó que los otros Estados europeos debían contribuir al reparto de las cargas y dijo también que el Gobierno alemán debe evitar que la opinión pública crea que todos los refugiados se dirigen hacia Alemania.

Promesas incumplidas

Fiel a sus ideas, Kohl calificó también de "escándalo" las promesas dadas a los checos, los húngaros y los polacos de que serían bienvenidos cuando el comunismo desapareciera y el intento de darle largas ahora. "Considero que la disposición de millones de personas, sobre todo de las nuevas generaciones, de vivir conjuntamente es mucho mayor de lo que pensamos", sentenció.Desde que la coalición demócratacristiana y liberal perdiera las elecciones en septiembre pasado, Kohl evita pronunciarse sobre sucesos de actualidad. Este deseo de mantenerse en la retaguardia no es, sin embargo, señal de inactividad. Entre bastidores, el estadista, que dice no aspirar a ningún cargo, se mantiene alerta y vigila la evolución de su herencia europea y de los temas en los que se siente personalmente involucrado y responsable, como las relaciones entre la Casa Blanca y Moscú y de estos dos centros de poder con Europa. Por el despacho de Kohl en Bonn pasan más políticos en activo de los que uno podría imaginar y aunque el viejo canciller rechaza cualquier intento de convertirle en mediador en Kosovo, éste es, sin duda, uno de los asuntos que le preocupan hoy.

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Credo europeo

Hace pocos días, en Washington, el presidente Bill Clinton condecoró a Kohl y aprovechó el tenerlo alojado como huésped particular en la Casa Blanca para mantener dos largas conversaciones nocturnas con él."Los americanos dicen con razón que nos sacan las castañas del fuego y nos preguntan qué hacemos nosotros", señaló el viejo canciller empeñado hoy en que Europa, donde "reina un considerable bienestar pese a todos los problemas que aún quedan", debe trasmitir "una señal de humanidad y solidaridad", que también va dirigida a la clase política norteamericana.

"Considero absolutamente necesario que los países de la Unión Europea garanticen sobre todo la seguridad económica y social, el tratamiento médico y el cobijo, y que no se hable en todas partes de un credo europeo, sino que se viva de acuerdo con él", reflexionó.

El ingreso de los países de los Balcanes en la UE "no es una cuestión de hoy para mañana" y "exige que estos países, si presentan una candidatura de ingreso, cumplan las condiciones para ser miembros", dijo Kohl. "Desde este punto de vista, no hablamos del régimen de Belgrado sino del pueblo de Serbia, de los croatas, de los eslovenos y de otros que tienen una antigua tradición europea". "Así, no podrá ocurrir que los Balcanes sean el polvorín de Europa, como hemos temido durante tanto tiempo, porque serán verdaderamente parte de Europa", sentenció.

El viejo canciller manifestó que la UE había ido acompañada de un pesimismo cultural desde su misma fundación pero que el proyecto ha funcionado y sigue funcionando. "Los verdaderos realistas son los que tienen una visión", dijo Kohl, que fue muy positivo sobre las futuras generaciones. "Porque debemos dudar de una generación que nosotros mismos hemos educado. Parto del supuesto de que serán por lo menos tan buenos como sus educadores", dijo Kohl.

¿Debe el Sur pagar la factura de los refugiados?

El ex canciller alemán Helmut Kohl apuntó ayer una fórmula para sufragar los gastos de los refugiados: repartirlos "mitad por mitad, entre el presupuesto comunitario y los Estados miembros" de la Unión Europea. Y vino a juntar la factura de la ampliación de la comunidad hacia el Este con la factura balcánica, al propugnar sin rodeos la integración de la antigua Yugoslavia en la Europa comunitaria. Una suma no cuantificada cuyo coste le parece políticamente asumible al tratarse, en su opinión, de un deber histórico y moral.Correcto. Pero fue el propio Helmut Kohl -con su ministro de Hacienda, Theo Waigel- el gran abanderado en la batalla por reducir la Agenda 2000, el paquete presupuestario de la Unión para el próximo septenio. Hasta el punto de que la cumbre de Berlín pegó un tijeretazo al gasto en política exterior del 22,4% respecto del año de referencia de 1999.

¿Cuál es la receta de su segundo de a bordo y sucesor al frente de la CDU, Wolfgang Schäuble? En síntesis, nada de añadir dinero, sino rebajar la actual cohesión de los Quince. Sacar dinero del Sur para meterlo en el Este y el Sureste. ¿Cómo? Rebajando los techos para los fondos estructurales -apuntó ayer-, que son los que más benefician a las regiones pobres de la Unión Europea, pero sin tocar para nada los intereses de los países ricos, porque sigue persiguiendo un reparto más equitativo, es decir, más favorable a los prósperos, de la carga presupuestaria. Fue una llamada a un pretendido cambio de prioridades.

Schäuble disparó así con pólvora mediterránea gratuita su por otra parte encomiable alegato en favor de los Balcanes, según el cual el actual drama amenaza con consolidar las fronteras intraeuropeas de Yalta, en vez de superarlas por elevación.

Nadie cuestiona que hay que encontrar el dinero para estabilizar el bajo vientre de Europa y en alguna parte habrá que encontrarlo, añadió Helmut Kohl. El problema será dónde.

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